sábado, 11 de septiembre de 2010

Gobernador Williams Lara

ANTE LA MUERTE DE NUESTROS COMPATRIOTAS GUILLERMO GARCÌA PONCE, LUIS CEBALLOS Y WILLIAMS LARA

Cuando muere un revolucionario

De un artìculo publicado por Elías Martínez en www.aporrea.org 05/05/09 tomamos el contenido que expresa  lo que quisièramos decir en estos momentos de tristeza en los que necesitamos levantarnos, limpiarnos el polvo del camino y continuar...
Es una gran tristeza mezclada con un agudo dolor, cuando muere un revolucionario o alguno que otro guerrillero, un luchador socialista, un líder anti imperialista, un quijote, un CID campeador, un vencedor. Pareciera que muriese un sueño, que quedaran cosas pendientes, inconclusas y que el lamento de los pueblos y sus esperanzas reposaran truncadas en la gris soledad de un camposanto. Y duele…….

Duele, porque para ser un líder, para ser un revolucionario, para ser un profeta, debes soñar los sueños de tu gente, mejor de lo que ellos mismos lo sueñan y sin sueño, ¿qué será de nosotros en la vigilia? ¿Qué nos guiaría?, ¿Qué nos hará proseguir la lucha?, ¿Cómo seguir los pasos del revolucionario insigne, sin sentir miedo a no ser reconocido y quedar desnudo en la historia, sin flores ni lágrimas, ni amor?

Pero como dice el escritor chino Huang Guang, “El espíritu revolucionario no muere”, sobre todo en un mundo globalizado donde las amenazas en ciernes que pujan por prevalecer con una aceleración inusitada en estos tiempos de crisis, ahogando los pueblos, reclama la inquebrantable lucha, el desprendimiento y el alma libre del revolucionario. Es así como la batalla se acrecienta, se extiende y se entiende a Jesús cristo, a Bolívar, a Miranda, a Sucre, A Samuel Robinson, a Martí, al Che y a tantos otros que han quedado regados en esos caminos de gloria y que cual faro sublime iluminan el rastro a seguir….

Cuando muere un revolucionario (...) en cumplimiento de su deber, (...) nuestro corazón se estremece y rogamos a Dios por sus almas, pero al mismo tiempo sentimos su fuerza espiritual libertaria, elevarse por encima de los sollozos de su partida para quedarse entre nosotros para siempre.

Nuestro mejor homenaje compañeros será continuar su legado y su lucha... y no dejar que se detenga la marcha, la que marcaron sus pasos, la que rodearon sus brazos empuñando sus verdades y sus armas revolucionarias, que hoy tras su breve despedida hacia la eternidad nos obliga a ser como ustedes camaradas, dignos herederos de esta tierra de libertadores. Paz a sus restos.